Tuve el privilegio de asistir a una proyección privada de Julieta presentada por Esther García, la productora de Almodóvar, y Emma Suárez, su protagonista, en los cines Golem de Madrid. Era una audiencia exclusivamente femenina, 71 mujeres, y tanto Esther como Emma nos pidieron que esperáramos 24 horas para hablar o escribir sobre ella. Esta es mi opinión de la película dos días después de visionarla.
El universo almodovariano, generador de filias y fobias sin matices -y ya un género en sí mismo-, está presente en la mayoría de las películas del director manchego; personajes desgarrados, relaciones corrosivas, humor irreverente con toques costumbristas y una pizca de surrealismo…en definitiva, una visión muy peculiar de las relaciones humanas y una gran empatía con la psicología femenina, todo ello aderezado con colores intensos y la música de su compositor de cabecera, Alberto Iglesias.
Los dos Oscar conseguidos por el director manchego, mejor película de habla no inglesa para Todo sobre mi madre (1999) y mejor guión original para el estupendo film Hable con ella (2002), le sitúan en la cúspide del cine mundial, a la altura de los mejores y más prestigiosos realizadores contemporáneos. 14 años después Pedro Almodóvar está a punto de estrenar Julieta; un melodrama sin paliativos insertado en su peculiar y reconocible universo. Debo admitir que soy muy fan de Almodóvar, aunque no hasta el punto de no reconocer blufs como Los amantes pasajeros, pero Julieta es un film que me gustó y conmovió.
La historia es una adaptación de 3 relatos de Alice Munro, la magnífica escritora canadiense que retrata con maestría las ambigüedades y contradicciones humanas desde la singularidad femenina. No sé si habrá sido el influjo de la narrativa sobria y contenida de Munro, pero Julieta elude el habitual barroquismo almodovariano, todos los elementos de la peli están al servicio de una historia de amor materno filial narrada desde la perspectiva de la madre, una impresionante Emma Suarez,a la que da vida de joven la estupenda Adriana Ugarte. El plano que fusiona ambas identidades es sencillamente magistral. No puedo dejar de mencionar el trabajo de Rossy de Palma en su papel de de asistenta-guardiana de la casa, estremece igual que el ama de llaves de Rebeca. Los protagonistas masculinos, solventes Darío Grandinetti y Daniel Grao, son meros acompañantes en una película que habla de mujeres y del corazón femenino a la hora de enfrentarse y vivir el amor, la soledad y la pérdida. Recomendada para fans de Almodóvar y por supuesto, de Alice Munro.