Medio: El País | 2 Mayo 2017

En un mundo donde el poder sigue siendo un club de élite reservado por y para los hombres, la celebración del Dos de Mayo en la Comunidad de Madrid deja una instantánea inédita. Cinco mujeres presiden la parada militar y observan desde el escenario de la Puerta del Sol el desfile de soldados que se cuadran ante ellas.

Son, de izquierda a derecha, la delegada del Gobierno en la Comunidad, Concepción Dancausa; la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría; la presidenta regional, Cristina Cifuentes; la presidenta de la Asamblea de Madrid, Paloma Adrados, y la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. Custodia el escenario, a sus pies, también una mujer, oficial de la guardia civil en traje de gala.

Si las seis personas que aparecen en la foto fueran hombres, a nadie le habría llamado la atención y no hubiera sido motivo de comentarios.

La fotografía es engañosa, sin embargo. Cualquiera podría pensar que vivimos en un país y en un siglo en el que las mujeres están representadas en las esferas de poder de forma paritaria. NO. Que nadie se deje impresionar por la imagen. Solo el 39% de los diputados del Congreso son mujeres y el 35,7% de los ministros. Cifuentes forma parte del ridículo 21% de presidentas autonómicas, y Carmena del raquítico 19% de las alcaldesas españolas. La agente apenas tiene un 2,77% de compañeras en la escala de oficiales.

Acostumbrados como estamos a reuniones de consejos de administración de empresas, consejos consultivos, equipos de expertos, gobiernos y gabinetes varios cargados de testosterona, toparse con esta foto transporta a una ilusión de futuro.

Llegará el día en que no sorprenda una concentración de mujeres poderosas y no tengamos que temer que al día siguiente algunas crónicas se centren en analizar su vestimenta o su pose. Pero lamentablemente todavía queda camino por recorrer.

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