Hace unas semanas la escritora Irene Vallejo publicaba:
- “Se disuade a los jóvenes con expedientes brillantes de estudiar carreras de letras argumentando que deberían optar por materias útiles desde el punto de vista calculador,…” .
Teniendo en cuenta la importancia de la filosofía, la historia, las Humanidades y las artes para la sociedad, se hace patente por otra parte, la dificultad que tienen las carreras puramente tecnológicas en atraer el talento femenino. Y cómo esta diferencia que se vislumbra en las etapas educativas universitarias genera un “gap” adicional en aspectos sociales, políticos y económicos, con un impacto de crecimiento en la brecha de género.
La tecnología no puede; mejor dicho, no debe avanzar si no incorpora el punto de vista femenino. En salud, ya es de sobras conocido cómo se pueden distorsionar los avances, especialmente en terapias y farmacología, cuando sólo se trabaja sobre datos “masculinos” … y qué decir de los algoritmos de Machine Learning que se ponen en producción generando acciones no deseados (con frecuencia “sexistas”) porque reproducen comportamientos “normales” (supuestamente) de nuestra sociedad.
La tecnología es una de las palancas más potentes para el desarrollo de la sociedad, la generación de empleos y su cualificación y remuneración; y no debemos dejar que el equilibrio en la balanza se rompa únicamente por el peso de la participación masculina. El talento femenino tiene muchísimo que aportar.
Ya se hace patente en la actualidad en especialidades “hibridas” como la Investigación y/o Biotecnología, pero debemos impulsar su presencia y visibilidad en todos los sectores: Ingeniería, Arquitectura, Informática etc.
Se avanza más y mejor si lo hacemos juntos: ¡Hombres y mujeres por el talento!